En 1968 Rückriem extrajo de un bloque de dolomita el área máxima posible de un cubo regular; lo cortó a sierra por cada una de sus caras, y ese mismo cubo lo dividió en dos partes iguales mediante un corte a cuña; la sencillez y el reduccionismo del gesto se sintetiza en la separación de dos bloques prácticamente iguales y su posterior y consiguiente nueva reunión. Utilizando como punto de partida esta síntesis escultórica, The Last Fifty Years presenta a su vez unas vigas de madera colocadas perpendicularmente formando un cuadrado en el suelo; una hilera de barras de refuerzo con sus extremos enrollados y doblados; una antigua plancha de hierro encontrada y completada con otra pieza nueva hasta formar un rectángulo; una plancha de pizarra cortada por la mitad longitudinalmente y en cinco partes de forma transversal siendo cada una de ellas la mitad de la anterior; una barra de hierro martilleada hasta convertirla en una superficie plana; un relieve de piedra dolomita en forma de cuña; y una escultura plana, de suelo, realizada en DM, que traslada a lo escultórico su concepción integral del dibujo y la línea basado en la unión sistemática de líneas rectas entre siete puntos marcados al azar.

Lo monumental, lo íntimo y lo procesual por un lado, y el volumen, el fraccionamiento y el material por otro dan lugar a la esencia de su escultura concentrada ahora en esta obra histórica.